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Por qué ver los seguros como una inversión

Por qué ver los seguros como una inversión

Son muy pocas las personas en la región que creen en la compra de seguros de cualquier tipo: de vida, de hogar, de accidentes, etc. Por lo general, el seguro con el que más nos identificamos es el de auto y, muchas veces, simplemente porque es obligatorio.

Algunos deciden no asegurarse porque aun antes de haber cotizado, creen que es muy costoso y no les sobra el dinero para pagar. Otros son más positivos y viven pensando que las tragedias solo les pasan a otros y entonces, ¿para qué comprar un seguro si a mí nada me va a ocurrir?

Y luego está el grupo de personas, probablemente el más grande, que simplemente piensa que comprar un seguro, lejos de ser una inversión, es un gasto innecesario. La mentalidad de estas personas va alrededor de la siguiente frase: “si compro un seguro médico y no me enfermo, entonces tiré el dinero a la basura”.

La realidad es que los seguros, cualquier tipo de seguro, están ahí a modo de paracaídas, para protegernos en los momentos de mayor necesidad.

Tomemos el seguro de vida como ejemplo. Cuando un padre o madre muere, en definitiva se viven momentos de dolor y desesperación para la pareja y los hijos. Pasados unos días, comienzan a pensar en las cosas que van a cambiar y no se trata solo de la falta de esa persona, sino que, si encima de todo quien murió era el proveedor principal del hogar, pueden haber serias decisiones que tomar, como: ¿cómo se van a pagar las cuentas ahora? ¿Quién cuidará a los niños? ¿Se podrán mantener los hijos en el mismo colegio?

Es en este preciso momento, cuando un incidente ocurre, que el seguro viene a ser su mejor amigo.

Y es que, en nuestro día a día, todos nosotros –absolutamente todos- y nuestros bienes estamos expuestos a diferentes riesgos que podrían cambiar definitivamente la manera en la que vivimos.

Ahora, si usted pudiera minimizar las pérdidas financieras que esos eventos suelen traer, o contar con el dinero para pagar atención médica de calidad en caso de accidente o enfermedad, ¿usted consideraría ese pago como un gasto o una inversión?

Para ayudarnos aun más a definir esto, veamos qué es una inversión. En palabras sencillas, una inversión es la salida de dinero que promete regresar con creses –o intereses- cuando hay una ganancia.

Es decir, sale dinero, como en el caso de la compra de cualquier seguro; y luego regresa dinero, como cuando ocurre un incidente y nuestra aseguradora nos paga. Esto aplica para cualquier tipo de seguro en el que invirtamos.

Visto de otra manera, el seguro nos brinda tranquilidad porque reduce los riesgos. ¿Cómo así? Pues bien, al contratar un seguro, básicamente estamos transfiriendo el riesgo a alguien más: una aseguradora.

Al pensar en sus seres queridos, actuar de manera preventiva puede ser la razón principal por la cual usted contrate un seguro. Desde este punto de vista es muy difícil ver al seguro como un gasto, dado que el pago de esa suma de dinero le da derecho a recibir una suma de dinero que mitigue el perjuicio financiero sufrido.

Finalmente, lo invito a pensar en lo siguiente. Si usted no tiene un seguro de accidentes y sufre uno, ¿tendría el dinero para pagar por sus cuidados médicos o se tendría que endeudar? Y, si usted no tiene un seguro de hogar y ocurre una inundación, ¿tendría el dinero para reparar su casa y reponer sus bienes o se tendría que endeudar para hacerlo? Lo mismo ocurre con cada seguro: están ahí como una inversión que nos respalda en el momento que más necesitamos.

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