El inversionista instruye al asesor para que realice inversiones por su cuenta en estricto apego a una política previamente definida, que permite al gesto del portafolio ser eficiente en cuanto a la toma de decisiones pero a la vez asegura al inversionista tener siempre dentro de su portafolio productos acordes a sus preferencias de inversión y nivel de riesgo.
La política de inversión recomendada en cada caso estará siempre vinculada al nivel de riesgo que el inversionista está dispuesto a aceptar, mediante el perfil de riesgo del inversionista.